Yo no quito el crucifijo

domingo, 21 de junio de 2009

La oculta filosofía de la laicidad

El mundo no esta en peligro por las malas personas, sino por aquellas que permiten la maldad.
Albert Einstein

Con mi más profundo respeto a la persona, desde que en las elecciones generales del pasado año, escuché decir a Zerolo: "Nunca había tenido tantos orgasmos; los que me da mi marido y los que me da ZP", he de confesar que en el momento de escribir este artículo, se me plantea un problema de rigor gramatical a la hora de determinarle con el artículo filológico que deba corresponderle: ¿“El”, “La” o “Lo”?.

La duda es razonable si hemos de tener en cuenta, que tanto quien tiene marido, como quien experimenta los orgasmos —hasta ahora— ha sido siempre la mujer. Pero atendiendo a lo que decía don Sebastián en la célebre zarzuela “La verbena de la Paloma”: “Hoy las ciencias adelantan que es una barbaridad, es una brutalidad, es una bestialidad”, pues vaya usted a saber cuales fueron las causas que indujeron a Zerolo a expresarse como una desposada.

Se me ocurrió que si hacía una consulta a la Real Academia de la Lengua Española, a lo mejor podría salir de dudas, pero al pronto recordé las palabras pronunciadas por un compañero de ponencia y profesión —que desempeña sus funciones en un medio afín a la progresía— en unas jornadas organizadas por un organismo oficial feminista. Sustentó su intervención, en la vida dinámica y creativa del idioma, argumentando que el mismo encuentra su origen en la raíz popular y que a veces, pasado mucho tiempo, ese organismo compuesto por “fósiles dinosaurios antidiluvianos”, que es la Real Academia de la Lengua Española, terminaba por incorporar al diccionario aquellas palabras, usos y costumbres, que el pueblo hacía tiempo que había hecho suyos, tales como “jóvenes y jóvenas” que en sus momentos de esplendor político instituyera la entonces esposa de Felipe González, Carmen Romero; “vascos y vascas”, que impusiera en su particular lenguaje político partidista, el entonces lehendakari Juan José Ibarretxe y otros ejemplos similares que podrían equipararse al de “miembros y miembras”, que la ministra de Igualdad, Bibiana Aído, utilizó en el transcurso de su primera comparecencia en la Comisión de Igualdad, en el Congreso de los Diputados y que en vez reconocer el barbarismo lingüístico cometido, tuvo la temeridad de plantear la inclusión de este registro en el diccionario, propuesta ante la que Gregorio Salvador, reputado dialectólogo y lexicógrafo, miembro de la Real Academia de la Lengua (RAE), aconsejó a la ministra que se dejara de "bromas de mal gusto", añadiendo que tal inclusión era imposible. Y agregó: "Eso solo se le puede ocurrir a una persona carente de conocimientos gramaticales, lingüísticos y de todo tipo”.

Así que, ante el confusionismo reinante, renuncié a mi inicial idea de evacuar consulta alguna a este respecto y me las apañaré como Dios me de a entender, por lo que de antemano me anticipo a pedir perdón a Zerolo, si el tratamiento que le de es incorrecto, porque como decía Groucho Marx: “aún no le conozco bien”.

Pero bueno, para no perdernos entre la hojarasca, vamos a lo que vamos.
El hecho es que Zerolo montó el pasado día 4 de junio, un circo a modo de bautismo civil, que él denominó, “Bienvenida democrática laica a la comunidad”. El “bautizado” fue un niño de cuatro años, hijo de Cayetana Guillén Cuervo. La que sustituyó al defenestrado José Luis Garci cuando el PSOE se hizo de nuevo con el poder, en un programa semanal de cine en TVE. El pobre infante tuvo que aguantar la lectura por el Concejal que disfruta con los orgasmos que le proporciona ZP, de la Carta Europea de los Derechos del Niño. Ignoro si el concejal socialista que luce esos adorables ricitos al estilo coliflor, del Ayuntamiento que preside Ruiz Gallardón, diría algo sobre el derecho a nacer.

No sé porqué extraños mecanismos de la mente, siempre que evoco la figura del Alcalde de Madrid, me vienen a la memoria las de Francisco Fernández Ordóñez, ministro que fue de Hacienda con la UCD y terminó siéndolo de Asuntos Exteriores por el PSOE y la de Santiago Carrillo, que —desde el exilio para no correr riesgos—fue Secretario General del Partido Comunista de España durante tantos años, y ha terminado como vocero defensor de las tesis del PSOE, un partido, que ni es socialista (con él en el poder, los ricos siempre han resultado más ricos), ni es obrero (con él los obreros han alcanzado siempre su más alto índice de desempleo y pobreza) ni es español (con él se están alcanzando los más altos grados de descomposición del Estado).

Pero volvamos al tema del que hoy nos ocupamos. Según manifestó el dirigente progre —ya saben ustedes, el de los orgasmos— al presidir la bufonada del “bautizo laico” del hijo de Cayetana Guillén Cuervo, éste tenía como fin "dar la bienvenida democrática" al pequeño, “siguiendo una tradición iniciada en la Revolución Francesa”. En justicia, creo que debemos agradecer a Zerolo que fuera tan sincero, ya que con sus manifestaciones, quedó evidentemente claro, que se refería al “Culto al Ser Supremo”, establecido por el tirano Robespierre en 1794 durante la dictadura jacobina, que se recuerda con el significativo nombre de “Reinado del Terror”.

A este respecto, no estaría demás traer a la memoria que en 1793, el jacobino Maximilien Robespierre, dio un golpe de Estado en la Francia revolucionaria; hizo arrestar a la oposición girondina y estableció una dictadura basada en el más claro antecedente histórico de los “soviets”: el llamado Comité de Salvación Pública que, con un iluminismo digno de los progres contemporáneos españoles, se marcó como misión defender el Estado y su virtud, misión que sus propios autores denominaron el “Terror”.
A pesar de que Robespierre, siempre se había pronunciado contrario a de la pena de muerte, pronto se desdijo de sus postulados —al igual que le ocurre al actual presidente del ejecutivo español, Sr., Rodríguez— hasta tal extremo de que durante la época siniestra de su mandato, fueron asesinadas más de 50.000 personas por medio de la guillotina, muchas de ellas católicos, presos políticos y personas críticas con su dictadura. Al final incluso ordenó la decapitación de los dirigentes de la rama más moderada de los jacobinos. El incorruptible defensor de las ideas liberales y democráticas Robespierre, suprimió las libertades de prensa, de expresión, de reunión y de religión; suspendió las garantías procesales y sometió la economía al poder del Estado, mediante un intervencionismo que aún hoy provoca los elogios de no pocos izquierdistas como Zerolo. Todo ello en nombre de la razón, de la libertad, la igualdad, la ilustración, y clamando contra la tiranía: un cinismo ideológico idéntico al del Sr. Rodríguez, presidente del ejecutivo español actual.

En su propósito de erradicar el Cristianismo de Francia —como ahora ocurre en España— y después de la prohibición del culto católico en el país, en mayo de 1794, Robespierre estableció una “religión laica” y obligatoria, llamada: “Culto al Ser Supremo”, inspirada en la Masonería —sociedad secreta a la que pertenecía el dictador— y en las tesis de Jean-Jacques Rousseau, cuyo relativismo moral inspira aún hoy las tesis contraculturales de la progresía.

Las quejas de ateos y católicos ante esa imposición estatal jacobina, fueron reprimidas por los “sans culottes”, auténticos descerebrados que actuaban a modo de escuadras de “camisas pardas” de los jacobinos contra los discrepantes.

Con ocasión de las ceremonias blasfemas de esa “religión laicista”, la Catedral de Notre Dame de París fue profanada, siendo destruidos o robados sus tesoros artísticos. La ignorancia llevó a los jacobinos a decapitar las estatuas de los reyes de Judá, pensando que representaban a los reyes de Francia —algo similar a lo que no pocos izquierdistas españoles, demostrando su desconocimiento de la historia, tantas veces han protagonizado, confundiendo el yugo y las flechas de la Falange, con el de los Reyes Católicos— y las imágenes de la Virgen, fueron sustituidas por las de la Dama de la Libertad. Tras estas salvajadas, el monumento religioso más famoso de Francia, quedó en un estado tan lamentable, que al cabo de unos años incluso se planteó la posibilidad de demolerlo.

¡Que similitud con los actos que se produjeron en España durante la república! Bien podría asemejarse el estado en que las turbas dejaron la Catedral de Notre Dame, con el que quedó el monumento con el que Alfonso XIII consagró España al Sagrado Corazón de Jesús, en el Cerro de los Ángeles.

¿Son estos los principios de libertad, igualdad y respeto que anidan bajo los ricitos coliflorescos del concejal representante de los socialistas en el Ayuntamiento de Madrid? No nos tomemos este episodio como una mera extravagancia más de un personaje pintoresco, porque, en lo que simplemente pudiera parecer una mera peripecia grotesca y esperpéntica, según las propias palabras del actuante, subyace la filosofía de una izquierda española que ha demostrado sobradamente, que en vez de fijar sus objetivos en un futuro en el que reine la armonía, la paz, la prosperidad y la colaboración entre todos los españoles, nostálgicamente sigue anclada en la noche oscura del pasado y sus prejuicios, haciendo suyas las prácticas antidemocráticas , sanguinarias y cristianofóbicas que se han tomado como principio para protagonizar la farsa de lo que tendenciosamente se ha dado en llamar “bautizo laico”, efectuado por un representante socialista y en las que abiertamente se ha hecho manifestación explícita de las tradiciones en las que el socialismo pretende basar su concepto de la laicidad.
César Valdeolmillos Alonso
_________________________________________
[1] Basta repasar las leyes y decretos que bordean o violan abiertamente la Constitución, actuaciones de políticos, politiquillos, representantes de la ¿Juticia? o altos cargos de diferentes organismos designados por instituciones oficiales.
[2] Cultura de la muerte: aborto y eutanasia.
[3] La relación de medidas anticristianas adoptadas por el PSOE, podría hacerse interminable,. Desde el aborto y la sedación no consentida, practicada por el doctor muerte y aplaudida y defendida por el PSOE, pasando por la eliminación de símbolos religiosos, la Ley de Educación para la ciudadanía (versión democrática de los Principios Fundamentales del Movimiento), todo el conjunto de medidas orientados a socavar los fundamentos de la familia o las constantes provocaciones a la Iglesia e intentos de amordazar a sus legítimos representantes, los obispos.

No hay comentarios:

Publicar un comentario