Yo no quito el crucifijo

martes, 30 de noviembre de 2010

¿Qué sabe Zapatero, que sabe Marruecos?



“La sumisión y tolerancia no es el camino de la moral, pero sí con frecuencia el más cómodo”
Martín Luther King
Predicador, defensor de los derechos de la raza negra


Con asombro y perplejidad el pueblo español viene constatando como el Ejecutivo, con su presidente a la cabeza, viene poniendo en práctica desde sus primeros pasos, una actitud absolutamente anticlerical con respecto a la Religión Católica; una postura retadora y de confrontación, como se ha podido comprobar en las palabras pronunciadas en la campaña electoral catalana por el Sr. Rodríguez, que no pueden tener otra consecuencia, que la aparición de un malestar, inquietud y desasosiego entre la población —tanto católicos, como no católicos— salvoconducto muy peligroso, que en vez de conducirnos por el camino del respeto y la comprensión, de insistir en estas tesis, bien podría llegar a desembocar como infortunadamente ya ocurrió en la década de los treinta, en la exaltación desmedida de ideas antagónicas, la división y en último extremo el conflicto entre la sociedad española. Un ejemplo constatable, es la reacción espontánea que ha producido la prohibición realizada por las autoridades, de asistir a las celebraciones litúrgicas en la Basílica a la iglesia de la Santa Cruz del Valle de los Caídos, que ha hecho que miles de fieles, que antes no lo hacían, acudan a la celebración de la Santa Misa a dicho lugar.

Con la, digamos —descortés— postura adoptada por el jefe del Ejecutivo español para con un Jefe de Estado como es el Papa y por añadidura, guía espiritual de una inmensa mayoría de españoles, contrasta la melifluosidad, condescendencia, comprensión, benevolencia y exquisitez con que el Sr. Rodríguez trata al Rey de Marruecos y todas aquellas cuestiones que con él y su país se relacionan, incluso aún cuando las mismas, constituyan una afrenta o humillación hacia España.

Como persona, respeto profundamente —aunque no la comparta— la ideología que con sus actos y palabras ha demostrado tener el Sr., Rodríguez, si bien, como primer mandatario español, entiendo que, por diferentes motivos, no es excusable su comportamiento ni con el Papa, ni con el Rey de Marruecos.

Cuando se rigen los destinos de un país, la primera obligación de quien lo hace, es hacer respetar y defender los derechos del mismo, sobre todo, cuando se le ningunea, se le provoca, se le afrenta o se le arremete y todo esto, viene ocurriendo periódicamente por parte de Marruecos hacia España y los españoles.

Si quien está llamado a defender esos derechos, calla, trata de excusar, aduce pretextos incomprensibles o mira hacia otro lado, cabe deducir que pudiera existir alguna poderosa razón que aconsejase u obligase a adoptar tan aparentemente incomprensible comportamiento, máxime cuando el mismo, puede suponerle un importante coste electoral. Pero resulta aún más incomprensible, cuando no solo se adoptan estas posturas, sino que para mayor perplejidad, el agredido otorga las más alta distinción al agresor.

Los contactos del Sr. Rodríguez con el rey alauí, se remontan al 18 de diciembre de 2001, cuando el primero solo era jefe de la oposición. En plena tormenta política entre Madrid y Rabat y desoyendo las llamadas del Gobierno del Partido Popular, el entonces Secretario General del PSOE, viajó a Rabat, donde fue recibido por el Rey de Marruecos en el Palacio Real, fotografiándose ambos delante de un mapa marroquí que mutilaba territorios españoles [1] y en el que, evidentemente, el Sahara Occidental, aparecía como parte del reino. Y ello, en medio de una importante crisis con Rabat, que había retirado a su embajador.

A cerca de esta reunión entre ambos personajes, cabe hacer las siguientes reflexiones:

1. ¿Por qué y con que objeto hizo el Sr., Rodríguez este viaje en las graves circunstancias descritas?

2. En la visita que Felipe González hizo a los campamentos de refugiados en Tinduf (sur de Argelia) el 14 de noviembre de 1976, dirigió estas palabras a los saharauis: “Hemos querido estar aquí para demostraros, con nuestra presencia, nuestra repulsa y nuestra reprobación por el acuerdo de Madrid de 1975″. Y añadió: “Nuestro partido está convencido de que el Frente Polisario es el guía recto hacia la victoria final del pueblo saharaui. Y está convencido también de que vuestra república democrática se consolidará sobre vuestro pueblo y podréis volver a vuestros hogares. Sabemos que vuestra experiencia es la de haber recibido muchas promesas nunca cumplidas: yo quiero, por consiguiente, no prometeros algo, sino comprometerme con la Historia: nuestro partido estará con vosotros hasta la victoria final”. Entre las palabras de entonces de Felipe González y los hechos del Sr. Rodríguez, parece existir una notoria y clara diferencia. ¿Por qué el rey de Marruecos, recibe al jefe de una oposición, cuyo partido —al menos de palabra— siempre se había mostrado defensor de los derechos de autodeterminación del pueblo saharaui, y por tanto contrario a sus intereses?

3. La visita a un Jefe de Estado, no se hace como el que pasa por delante de la casa de un amigo y de pronto decide entrar a verle. Lo correcto es suponer que la entrevista entre ambos, estaba previamente concertada y pienso yo que no para saludarse simplemente.

4. Por lo anteriormente expuesto, y teniendo en cuenta la petición expresa del PP de que no realizase dicha visita en ese momento, el jefe de la oposición en España, está claro que no llevaba el encargo de mediar en el conflicto existente en aquella ocasión entre los dos países.

5. ¿De qué se habló entonces en aquella reunión?

6. Con el intempestivo viaje del representante del mayor partido de la oposición española, ¿daba el rey de Marruecos de esta forma una bofetada al que por entonces era su principal enemigo en el extranjero, el presidente José María Aznar?

7. Conviene recordar también que en aquella fecha, José María Aznar era el principal obstáculo para que el Sr., Rodríguez pudiera ocupar el Palacio de la Moncloa[2].

8. Hasta donde sabemos, tanto el Rey de Marruecos, como el Sr. Rodríguez tenían un punto en común: José María Aznar.

9. Mohamed VI ¿vio en el Sr. Rodríguez a un interlocutor más fácil de manejar o menos firme que Aznar, ante sus pretensiones anexionistas?

10. Si fue así ¿pensó el monarca de Marruecos que le interesaba que fuese su visitante quien en el futuro ocupase La Moncloa?

Siete meses más tarde, en julio de 2002, Marruecos, ocuparía el islote Perejil, en la víspera de la celebración de la boda de su monarca.

España buscó infructuosamente el apoyo en la OTAN. Ante la estéril actitud de la Alianza Atlántica, solicitó un pronunciamiento de la Unión Europea que nunca llegó. Por último y para defender no solo los intereses de España, sino el respeto y la dignidad de nuestro país, optó por una medida de fuerza, previa garantía del apoyo de Estados Unidos ante una hipotética respuesta marroquí. Por supuesto, Marruecos condenó la recuperación de Perejil con el uso de la fuerza. Eso cabía esperarlo. Lo curioso y sorprendente, es que el Sr. Rodríguez —por entonces líder de la oposición y aspirante a la Presidencia del Gobierno de España— también lo hiciera.

El 11 de marzo de 2004, en vísperas de la jornada de reflexión de unas elecciones generales, de las que habría de salir el nuevo presidente del Gobierno español, un grupo terrorista del que formaban parte no pocos marroquíes, llevó a cabo en Madrid uno de los mayores atentados terroristas de Europa, con 191 muertos y más de mil heridos.

Tres días después, y tras violar Rubalcaba la jornada de reflexión, Zapatero se convertiría en presidente del Gobierno. A la luz de aquella conversación celebrada en el 2001 ¿Podría el rey de Marruecos deducir que las relaciones iban a mejorar mucho en beneficio de sus tesis?

El 18/11/10, Luis del Pino escribe en Libertad Digital que cuando la policía española había rodeado un piso en Leganés el 03/04/04, en el que se refugiaban los supuestos responsables del atentado del 11-M, el entonces embajador de España en Marruecos, Fernando Arias-Salgado, llamó al ministro de Asuntos Exteriores marroquí, Mohamed Benaissa, y le informó de que los presuntos responsables del 11-M, estaban cercados. "Ahora podremos saber quién es el autor intelectual del 11-M", dijo el embajador español, a lo que Benaissa contestó: "Si, sí. Y habrá muchas sorpresas". Cuando Zapatero tomó posesión de su cargo como presidente de gobierno, una de sus decisiones inmediatas, junto con la retirada de las tropas españolas de Irak, fue la destitución del embajador de España en Marruecos.

Reveladoras palabras las del ministro marroquí, que inducen a pensar que las autoridades del país vecino, conocían detalles —aún en la opacidad— de aquellos hechos, que cuando menos, el Gobierno de José María Aznar, ignoraba. Y llamativa la celeridad con la que el nuevo ejecutivo socialista, destituyó al embajador de Marruecos.

La primera salida al extranjero del nuevo Presidente español, fue a Casablanca, donde en compañía de Mohamed VI, inauguró un monumento en recuerdo de los asesinados el 16 de mayo de 2003. Era la segunda vez que se entrevistaban.

El 14/01/05, el ejecutivo español acordó en Consejo de Ministros conceder el Collar de la Orden de Carlos III al rey de Marruecos, la más alta condecoración civil que puede otorgar el gobierno español a una persona, por los méritos contraídos en beneficio de España o de la Corona; quince Grandes Cruces de la Orden de Isabel la Católica —paradójicamente, la reina que expulsó a los moriscos— entre quienes se incluyó al jefe del espionaje marroquí, Hmidu Laanigri, que dejó en libertad a uno de los presuntos autores del 11-M y no colaboró con la investigación española. ¿Que méritos concurren en esta persona para la concesión de tan alta distinción?[3] Además se les concedió la Gran Cruz de la Orden del Mérito Civil a otros seis miembros del Gobierno marroquí. En total, y si no he sufrido error en el recuento, un total de veintidós condecoraciones, lo que sin duda se puede considerar de una generosidad extrema y desusada, sobre todo cuando la concesión de tan altas distinciones, recae sobre personas integrantes de un régimen que no hace más que hostigar a España. ¿No podría considerarse este hecho como una humillante claudicación para mantener contento a Su Majestad Mohamed VI y si es cierta la conversación que se cita entre el embajador español y el ministro de asuntos exteriores marroquí, incluso para que esté callado?

Si yo fuera malicioso —que no lo soy— pensaría que a lo mejor ni siquiera hubiera sido necesaria la concesión de estas condecoraciones para que Marruecos mantuviese la boca callada sobre determinados hechos del 11-M, aún no aclarados.

El 16/011/09 la activista saharahui Aminatu Haidar inició una huelga de hambre en el aeropuerto de Lanzarote y el ejecutivo español se comportó de forma muy descafeinada, ofreciéndole soluciones que no se pudiesen interpretar por Marruecos como apoyo a su pueblo, llegando incluso a ser citada por un juzgado como imputada en la provocación de desórdenes públicos y ello sin considerar que su vida estaba corriendo un grave riesgo.

De forma muy distinta se implicó el ejecutivo español en la huelga de hambre protagonizada por el terrorista asesino, De Juana Chaos. En aquella ocasión la vida era lo primero, por encima de consideraciones jurídicas y morales. Pero nadie puede discutir que se adoptaron dos actitudes muy distintas ante un mismo hecho. ¿Por qué?

De todos modos, llama la atención la repercusión que obtuvo en España el caso de la musulmana Aminatu Haidar y la sordina con que se está tratando el de la cristiana Asia Bibi, a pesar de que la comunidad internacional se ha manifestado pidiendo su libertad, incluido por supuesto el Papa. Nuestro nominal gobierno, brilla por su silencio. ¿Dónde están ahora los de la ceja en apoyo de la vida de Asia Bibi?

No es que en la huelga de hambre de De Juana Chaos y la de Aminatu Haidar, no estuviera en juego el valor supremo de la vida, pero la diferencia estriba en que la de ellos era un acto voluntario en defensa de unas posiciones políticas y a Asia Bibi la quieren matar por el simple hecho de no querer renuncia a ser cristiana, como ya lo han hecho con otros. ¿Qué se hubiera organizado por los medios de comunicación españoles y grupos afines a la izquierda, si nos hubiésemos atrevido a juzgar a los islamistas que a diario ocupan espacios públicos para efectuar sus ritos religiosos? Nosotros liquidamos tradiciones centenarias como es el rendir honores a la Custodia en la capital imperial de Toledo, y por orden de la ministra Carmen Chacón, por vez primera se suprimieron los honores militares en la procesión del Corpus Christi. Los cadetes de la Academia de Infantería, no presentaron armas a la Custodia; no portaron la bandera en la formación y tampoco se encargaron de tocar el himno nacional. Sin embargo, a los musulmanes les proporcionamos nuestros cuarteles para facilitarles el ejercicio de sus ritos e incluso tratamos de eludir la tan traída y llevada Ley de igualdad, cuando una musulmana es presionada por un imán, por adoptar su vida al estilo Occidental.

¿O es que para la izquierda española, el valor de la vida de una persona se establece en función de su edad, los intereses políticos o las creencias o no creencias de quien maneja los hilos del poder?

El 10/07/10, Marruecos inició una escalada de comunicados calumniando a las fuerzas de seguridad españolas y atacando la integridad territorial de España, al reclamar una parte de nuestro territorio, que desembocaron en los lamentables sucesos que se desarrollaron en la frontera de Melilla. ¿Dónde estaban entonces nuestras autoridades incluida la entonces ministra de igualdad Bibiana Aído, para defender nuestra integridad territorial y la agresión personal a varios miembros femeninos de nuestras Fuerzas de Seguridad? No se atrevieron a ejercer la misión para la que fueran investidos, sino que ante la cada vez más provocadora actitud del país vecino, recurrieron a Su Majestad el Rey para que les sacara las castañas del fuego, desgastando su figura y la de la Corona.

En este punto no estaría demás recordar que en 2002, cuando Marruecos invadió con sus fuerzas militares el islote de Perejil, siendo este suceso muchísimo más grave que el del conflicto melillense de meses pasados, el gobierno de Aznar no recurrió a la Casa Real.

El 19/08/10, el ministro de Fomento español, José Blanco, tacha de deslealtad para con España y con el Gobierno, la visita efectuada a Melilla por el señor Aznar. Similar situación se daría con Mariano Rajoy cuando un mes después visitó la misma ciudad y por los mismos motivos, con el agravante asombroso de que el entonces ministro Moratinos pactara con el primer ministro marroquí, un comunicado que atacaba al jefe de la oposición española y calificando parte del territorio español, como “ocupado”. Seguramente el Sr. Blanco sufrió un lapsus y olvidó que Zapatero dijo ser "leal" a España cuando viajó a Rabat a espaldas de Aznar.[4]

El 31/08/10, La Gaceta publica que los pasaportes que expide el reino de Mohamed VI a ciudadanos marroquíes nacidos en Melilla, citan de forma habitual como: “Lugar de nacimiento: Melilla, Marruecos”, lo que, además de constituir una falsificación de datos en documento oficial, en términos políticos, ha de considerarse como un golpe de fuerza de quien actúa con la tranquilidad de que no existirán consecuencias de ningún tipo. Con estos pasaportes, en rigor, pueden viajar por el resto de Europa, extendiendo la percepción de que la soberanía de la ciudad autónoma española, corresponde en realidad a Marruecos, sin que exista —que se sepa— ninguna reacción al respecto por parte del gabinete del Sr. Rodríguez, quien se reunió con el monarca alauita el 20/09/10 en la sede de la ONU y dio por enterrados los conflictos anteriormente reseñados. Reunión que, por cierto, estuvo presidida solamente por la bandera marroquí y de la que Zapatero dijo: " La foto es lo más importante".

Ver video en:
http://www.libertaddigital.tv/ldtv.php/beta/videoplayer.html/giTvDv13ZlQ

El 01/11/10, en su permanente estrategia de presionar a España para que adopte una postura favorable a su tesis con respecto a los territorios del Sahara Occidental, Marruecos inicia una nueva ofensiva en dicho territorio, ante la que nuestras autoridades guardan un silencio total por la violación de los derechos humanos de los saharauis, llegando incluso a apoyar al gobierno marroquí, que agredió salvajemente a ciudadanos españoles en la capital del Sáhara ocupado, El Aaiún, al desautorizar el “Gobierno de España” a sus propios ciudadanos, víctimas de la violencia del gobierno marroquí.

Dijo el dramaturgo francés Víctor Hugo, “El sufrir merece respeto, el someterse es despreciable”.

Por ello, ante todas estas vejaciones, no cabe menos que preguntar ¿Qué grado de fortaleza es la del poderoso vínculo que somete a este gobierno a los deseos de Marruecos? ¿Qué sabe Zapatero, que sabe Marruecos?

César Valdeolmillos Alonso
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[1] El mapa fue portada de "La Vanguardia" (19.12.01)


[2] Para comprobar el estado de las relaciones del Sr. Rodríguez con José María Aznar, entonces Presidente del Gobierno español, conviene leer el artículo firmado en Toledo por Anabel Díez y publicado en El País el 17/12/01. http://www.elpais.com/articulo/espana/Zapatero/inicia/visita/Rabat/reproches/Aznar/situar/PSOE/anti-Espana/elpepiesp/20011217elpepinac_8/Tes?print=1

[3] http://hemeroteca.abc.es/nav/Navigate.exe/hemeroteca/cordoba/abc.cordoba/2005/01/15/017.html

[4] Libertad Digital, 19/08/10 http://www.libertaddigital.com/nacional/zapatero-dijo-ser-leal-a-espana-cuando-viajo-a-rabat-a-espaldas-de-aznar-1276399841/



viernes, 19 de noviembre de 2010

Rebuznos




“Dale de comer rosas al burro y te responderá con un rebuzno”
Con mi mayor respeto a todos los pollinos del mundo.



Hay una sentencia anónima que dice: “Mezcladas andan las cosas: junto a las ortigas nacen las rosas”. Y esa es ahora la situación de nuestra querida pero maltrecha España.

En el escenario en el que en estos momento nos desenvolvemos los españoles, todo es confusión, desconcierto, inseguridad, temor a no saber como ni cuando podremos salir de ese laberinto que es el amasijo de circunstancias que han hecho saltar por los aires, no solo nuestro bienestar material, sino lo que aun produce mayor zozobra en nuestro espíritu: la voladura controlada que desde el poder se ha hecho de todos nuestros valores y principios, los cuales constituyen parte de nuestro propio ser y la base de una concepción de la existencia.

La visita del Papa para abrazar al apóstol Santiago y consagrar como basílica el Templo Expiatorio de la Sagrada Familia, ha sido la ofrenda de una rosa de amor. Amor que algunos han pretendido mancillar con sus espurios intereses políticos, a los que ineludiblemente van unidos los personales. Ha sido algo tan hermoso que debe hacernos comprender que hay que regocijarse, no de que para llegar a las rosas, haya antes que pasar por las espinas, sino de que las espinas estén recubiertas de rosas.

El primer intento fue el de los nacionalistas catalanes al presentar el gesto del Pontífice de hablar en catalán, un reconocimiento de la identidad nacional de una Iglesia catalana. Pueril y tosco argumento ya que ¿todos? sabemos que solo hay una Iglesia que está en los cinco continentes; que asume, protege y fomenta por respeto, las raíces de todos los pueblos y precisamente por ese motivo es Universal. La Iglesia en la propagación de su mensaje, no hace distinción entre razas, continentes, naciones, nacionalidades y regiones y mucho menos entre ideologías. Hay saber distinguir e interpretar en su justo contexto, entre lo que es su función fundamental que es la propagación de la verdad revelada y otra el respeto debido a la identidad cultural y antropológica de los pueblos, como símbolo de la libertad del ser humano.

El Papa, como cabeza visible de la Iglesia católica más grande del mundo, con más de 1.100 millones de seguidores, no precisa de la de arrogante insolencia del dirigente de un pequeño partido político nacionalista como Artur Mas, cuando este, a modo de condicionante advertencia manifestó: “El Papa tiene que ser consciente de que viene a una nación que es Cataluña, y que no va a una región… meridional mediterránea…, pues sin mucha personalidad… el Papa tiene que ser consciente de que viaja a una nación de profundas raíces cristianas con una identidad propia forjada a lo largo de los siglos. Yo creo que el Papa eso lo entenderá y, si no, le ayudarán a entender que esa es su visita también”. Más adelante y contradiciéndose manifestó: “que para él, como cristiano, la visita de Benedicto XVI "tiene mucho más sentido como padre de la Iglesia católica que como jefe de Estado. Jefes de Estado tenemos muchos, pero representantes al máximo nivel de la Iglesia católica del mundo cristiano, de esos no tenemos muchos".

Como podrán observar por su estilo, su forma de expresión y por la profundidad de su pensamiento, Artur Más sobrepasa de largo a los príncipes de las letras y grandes pensadores españoles.

Francamente, tanto el fondo como la forma de estas manifestaciones, no es que me parezcan propias de una indigna soberbia y menosprecio al resto de los españoles, a los católicos de todo el mundo, a la Iglesia y al propio Papa directamente. Con perdón para los jumentos, me parecen un acomplejado e injustificado rebuzno.

El segundo intento, fue la inconveniente descompostura de nuestro presidente Sr. Rodríguez Zapatero, al ausentarse inoportunamente de España y no estar presente en los actos litúrgicos que para la visita del Papa, estaban programados desde hace muchísimo tiempo. Personalmente me parece una indecorosa y premeditada provocación, pues si bien son respetables sus creencias personales, como Presidente del ejecutivo español, no debe olvidar que legalmente representa a la totalidad todos y cada uno de nosotros, lo que le obliga como mínimo, a respetar las más elementales normas de cortesía para con otro Jefe de Estado que por encima de ello, es guía espiritual de una inmensa mayoría de españoles, practicantes o no practicantes, pero que basan su conducta y razón de ser, en los fundamentos y valores de la fe cristiana. Con mi mayor respeto a los rucios del mundo, entiendo personalmente que el comportamiento de nuestro presidente ante el mundo, una vez más ha sido la proyección de otro estentóreo y discordante rebuzno que contrasta con las palabras de unión, concordia, diálogo, entendimiento y encuentro, proclamadas por el Papa en su visita apostólica a España.

No se porqué, cuando escribo estas breves reflexiones, me viene a la mente el refrán español: “Rebuzno de burro no llega al cielo”.

César Valdeolmillos Alonso.

El apogeo de la desvergüenza



He conocido tantas versiones de la verdad, que ya no se que mentira creerme
Anónimo

Pues eso mismo es lo que podría decir usted amigo lector, después de conocer las diferentes versiones que sobre los resultados de la huelga, hemos sufrido los 40 millones de súbditos del Gobierno y Sindicatos afines, es decir: los españolitos de a pié.

Lo curioso del caso, es que aquellos que nos han expresado valoraciones diametralmente opuestas, tratan de convencernos ardientemente, de que sus palabras no son mas que el reflejo de la pura verdad, por lo cual uno termina por quedar más atragantado que un pato en una clase de física cuántica.

Y no es que haya que esperar a estas alturas, que ningún cargo público nos diga, no ya la verdad. ¡Vamos! Hasta ahí podíamos llegar. Es que ni siquiera cabe esperar que diga, SU VERDAD.

En España, en los tiempos que corren, lo políticamente correcto, es mentir con el mayor descaro y desvergüenza, sin siquiera parpadear. Acción que en cualquier país verdaderamente democrático, al que se le pilla con el carrito del helado faltando a la verdad, tarda 24 horas en dar por terminada su carrera pública y marcharse a su casa.

Pero España es diferente y la perversión del lenguaje que desde hace años se viene promoviendo por parte de la clase política española, ha hecho que lo políticamente correcto convierta la mentira repetida hasta la saciedad, en verdad absoluta; lo blanco en negro y lo impúdico y deshonesto, en lícito, íntegro y honrado.

A estas alturas de la película, que mientan, ya no solo no debe sorprendernos, sino que es lo que cabe esperar de esta casta social ignorante que no ha dado un palo al agua en su vida; que para lo único que sirven es para crearnos problemas y a los que encima nos vemos obligados a mantener de por vida. Lo que debería dejarnos pasmados es que alguna vez, aunque fuese a causa de un arrebato irrefrenable de sentido de la realidad, dijesen algo razonable.

Visto lo visto y escuchado lo escuchado, que falten a la verdad barriendo para casa, lo asumimos ya como un mal irremediable. Irremediable porque nadie le quiere poner el cascabel al gato. Pero eso es una cosa, y otra muy diferente es que a las doce de la mañana, traten de convencerle a uno de que es noche cerrada. Hasta ahí ya no, porque es menospreciar nuestra inteligencia.

El hecho es que, la huelga de ayer es lo último que nos hacia falta en España, país que tiene el dudoso honor de encontrarse a la cabeza del índice de desempleo, a la cabeza del fracaso escolar, en el furgón de cola de la productividad, la competitividad y las prestaciones sociales. País endeudado hasta las cejas por generaciones, lo que significa empobrecimiento y atraso de cara a un futuro bastante más que dudoso y problemático.

Con esta huelga, hemos perdido todos y lo más absurdo, es que no sabemos quien ha salido beneficiado con ella.

Ha perdido el gobierno que ha visto su imagen aún más deteriorada de lo que ya está, por mucho que intente presentarse como víctima de unas medidas que no convencen a nadie, ni sirven más que para crear un estado de confusión e inseguridad jurídica que perjudican a trabajadores, pensionistas, parados y que alejarán la inversión nacional y extranjera por muchos años.

Si alguna imagen podían tener, la perdieron unos sindicatos ideológicos, correas de transmisión de la izquierda, a los que mantenemos todos con nuestros impuestos. Unos sindicatos anclados en los más rancios postulados del siglo pasado, aferrados a unas leyes emanadas de la más dura época del franquismo, en la que la falange tenía un gran poder dentro del régimen y que aún hoy, constituyen un pesado lastre en el despegue de la actividad económica de España y por consiguiente del bienestar y progreso de los trabajadores a los que dicen defender. Y si no, que se lo pregunten a los cuatro millones y medio de parados sin expectativas de recuperar su empleo. Que se lo pregunten al millón y medio de esos parados que ya no cobran ninguna subvención y que muchos de ellos están subsistiendo a la escasa ayuda que les pueden prestar sus familiares y a los comedores de Cáritas y otras instituciones sociales de la Iglesia. Que se lo pregunten a esa masa de nuestra juventud que ve como se les pasan los mejores años de su vida sin poder independizarse ni construir su futuro.

Ayer perdió también una patronal que no representa a nadie, con un presidente que no es precisamente el mejor exponente del empresariado que necesita España en estos momentos, pero a la que también mantenemos todos.

Pero quien más perdió con la demagógica huelga de ayer, fue el pueblo español, que a pesar de todos los cuentos de la lechera que nos pintan desde el poder ejecutivo, cada día que pasa, ve más oscuro e incierto su futuro, incluidos los pobres pensionistas que es en su edad más avanzada cuando, después de haber entregado toda una vida de trabajo a la sociedad, más ayuda necesitan.

Pero las previsiones del Jefe del Gobierno y del partido que le apoya, el PSOE, ante el estupor de propios y extraños, desdicen todo esto y no pueden ser más optimistas, tanto dentro, como fuera de España. Y el Jefe del Gobierno, tiene que saber mucho más que yo de estas cosas. Así que no me hagan ustedes mucho caso, porque esto solo son íntimas reflexiones de alguien que prefiere ser un aprendiz del saber, en lugar de maestro de la mentira y la ignorancia.
César Valdeolmillos Alonso